Dame a mi primero
No había llovido en muchos días. Era muy grande la sequía. Aun el profeta sufría las consecuencias del decreto de Dios: “No habrá lluvia ni rocío hasta que yo diga”. En Sarepta, una mujer viuda, solo tenía una ración de comida para ella y su hijo. Juntaba la leña para cocinar, lo que pensaba sería, su última comida. Mientras hacía esto un hombre le dice: “Mujer, tráeme un poco de agua”, no había terminado la mujer de dar la vuelta cuando escucha: “También tráeme pan”. Esta mujer mira al profeta con una mirada confusa y a la vez desesperanzada. Pensará: “No tengo comida para mí ni para mi hijo, ¿Cómo pretende este hombre que le sirva de comer?”. El profeta fue más osado aun al decirle: “Dame a mi primero” -------------------------------------------------------------------------------------------------------- Se que muchos, en algún momento hemos escuchado esta historia, Elías y la viuda de Sarepta. Si no lo has leído esta en 1ra Reyes...